¿Y si nunca fuimos los sujetos?

Álvaro Muñoz Izquierdo Profesor de Filosofía

               El programa Ilustrado quedó claramente definido en aquella célebre respuesta de Kant a la pregunta de qué es Ilustración. “Liberarnos de la minoría de edad autoculpable en la que nos tienen sometidos las instituciones. ¡Atrévete a saber!” En esta sencilla frase se encierra  la esencia de la Modernidad: yo, el sujeto burgués occidental, soy el que dota de sentido a la realidad; son mis intereses, mis sentimientos, mis creencias y mis valores los que determinan lo que es y lo que no es.

               Este es el proyecto que la ciencia, la economía, el sistema capitalista (y el comunista) han seguido. El proyecto se cristalizaba de manera brillante en los diferentes textos de Yuval Noa Harari. Hemos pasado de ser Sapiens a ser Homo Deus. Del mismo modo la Singularity University (proyecto financiado por Google y la NASA entre otros) anunciaba el fin de la muerte y la inmortalidad del hombre en un horizonte menor de 25 años; Volvo anunciaba su proyecto de 0 muertes en un coche de su marca, por supuesto. En definitiva, creíamos vivir en mundo controlable, previsible y domesticable. Un mundo en el que mandaban nuestras agendas; funcionaban nuestros planes a corto, medio o largo plazo. Un mundo en el que habíamos previsto todas las variables y controlábamos cualquier suceso; donde no cabían los accidentes (siempre hay algún responsable) y donde creíamos vivir con riesgo cero.

               De pronto, todo se pone patasarriba: un pequeño virus pone en jaque a todo el planeta. En cinco meses hemos pasado de un mundo antiguo a un mundo nuevo. Piense en cualquier actividad cotidiana, un día normal en la vida de aquel sujeto burgués occidental e imagínese cómo va a ser su nueva normalidad. A mí, personalmente me cuesta mucho. Al principio lo achaqué a la falta de espacio de reflexión (en mi casa, con mis hijos y mi teletrabajo me falta tiempo, sosiego y silencio para hacerlo) sin embargo ahora creo que es por ausencia de categorías adecuadas. No soy capaz de pensar en un mundo distinto porque el paradigma ha saltado por los aires. Es aquello que T.S. Kuhn y los filósofos de la ciencia plantean como la ciencia revolucionaria y que Feyerabend consideraba como el único periodo de ciencia real. Se ha roto el marco epistemológico y las propuestas no son mensurables porque no hay referencia. Necesitamos odres nuevos para este vino nuevo. Categorías para interpretar este nuevo mundo que se salgan de lo ya establecido: productividad, crecimiento, bienestar, riesgo, responsabilidad, libertad, verdad, bien o belleza deberán ser reinterpretadas en un nuevo juego interpretativo que nos permita crear un nuevo paradigma.

               Cada época ha generado su metarrelato que le ha permitido construir a partir de él todo su mundo. El mito como metarrelato en la Antigüedad, la Cristiandad en la Edad Media o la Razón en la Modernidad. Alguna vez, de hecho, hemos sido capaces de construir todo un mundo de interpretaciones a partir de una gran metáfora (o de grandes mentiras): el oro como patrón de riqueza o el dinero como meta última. Estamos ante la posibilidad de construir ese nuevo relato que nos permita generar categorías adecuadas. Ojala nos pongamos en manos de personas nuevas capaces de alumbrar esa nueva realidad. Personas que hoy están sentadas en un nuevo modelo de aula (que se parece mucho a la que tenían antes) pero que están deseando cambiar el paradigma.

               Creo firme y sinceramente que los profesores de aquella antigua normalidad debemos ayudar a nuestro alumnado a que sueñe ese mundo nuevo; a que juegue a construir esas nuevas categorías. Nos enfrentamos, creo yo, a un nuevo mundo y a una nueva manera de poder interpretarlo. Un mundo donde el mito de Riesgo 0, del control absoluto de todas las variables deje paso a un mundo de incertidumbre. Pasamos de un paradigma newtoniano a un paradigma cuántico (es decir, alocado, imprevisible, incierto, azaroso,…) y ese nuevo escenario requiere una nueva filosofía, una economía y una política también nuevas. La ciencia cambió con la aparición de la interpretación cuántica ahora nos toca a los demás.

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