Estas palabras del escritor y director de cine Pier Paolo Pasolini responden en buena medida a la pregunta que nos hacemos en el inicio ¿Es posible educar? Especialmente en este contexto de pandemia que nos toca vivir, con todos los riesgos, dificultades y miedos que nos asolan, nos preguntamos ¿es posible educar? ¿o tan sólo nos toca sobrevivir? Las palabras de Pasolini son clarificadoras al respecto: “Si alguien te hubiese educado, no habría podido hacerlo más que con su ser, no con sus palabras”. Son clarificadoras porque nos responden ante la principal cuestión: Sí, en cualquier contexto educar es siempre posible, puesto que el único requerimiento vital para que esto suceda es una persona, una compañía que nos indique el horizonte a donde queremos mirar.
Para sentirnos queridos, para sentir que de verdad existimos, necesitamos a alguien que nos mire, que nos indique el camino y que nos ilumine con su mirada, con su ser y con su vida. Esta novedad es la que inicia la llama de una vida con sentido y de donde nace la verdadera tarea educativa. En un momento -todos lo son- donde la humanidad parece hacerse tan frágil y tan compleja, la verdadera educación pasa porque alguien nos mire, porque alguien nos vea como el ser humano frágil y complejo, pero también valioso y amado que somos.
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